El proyecto de producción de cannabis medicinal de INTA comenzó a elaborarse en 2019 y fue aprobado por el Ministerio de Salud en el año 2021. Se sitúa en el Alto Valle en un predio estatal custodiado por la policía federal, de hecho, ya se realizó la primera cosecha de marihuana y actualmente se está avanzando en la construcción de un laboratorio para extraer resina de la planta, que contiene las propiedades medicinales. Esta resina se la conoce como Ingrediente Farmacéutico Activo (IFA). A su vez, se dio inicio a los trámites correspondientes con ANMAT para la habilitación del nuevo producto para el tránsito interjurisdiccional a todo el país y así lograr entrar en la etapa final de producción. 

Cabe destacar que esta iniciativa surge gracias a la reciente reglamentación de la Ley N° 27.350 que establece el marco regulatorio para la investigación médica y científica del uso medicinal, terapéutico y/o paliativo del dolor de la planta de cannabis y sus derivados. Es llevada adelante por convenio entre INTA Patagonia Norte, Asociación civil Ciencia Sativa y la empresa Pasedati SAS. De esta manera se articulan la institución pública, la comunidad y el sector privado, aunque no deja de ser un proyecto completamente del Estado Nacional. 

Mariana Amorosi, la asistente de planificación del INTA Patagonia Norte, quien coordina y es responsable del proyecto de producción de cannabis medicinal destacó que “es el primer proyecto en el que intervienen una institución pública, una ONG y la inversión privada; es una cadena de valor conjunta, INTA y Ciencia Sativa cultivan la materia prima, que sería la cosecha de los cogollos, el laboratorio de Pasedati extrae la resina y los laboratorios de PROFASE y Medicamentos Magistrales elaboran el medicamento final a base de cannabis, INTA Patagonia Norte abarca las dos provincias” - Neuquén y Río Negro -. 

A su vez, Silvia Horne, dirigente que militó e impulsó la Ley de Cannabis Medicinal como diputada nacional, visitó el predio del cultivo en Guerrico últimamente e hizo referencia a los empleados de esta propuesta innovadora. Comentó que son “personas que se han formado en el conocimiento del cultivo y que ya hay cooperativas de la agricultura familiar que tienen el legajo y que se van a incorporar al proyecto”.  

El área de cultivo ocupa dos hectáreas que se encuentran cercadas y monitoreadas con cámaras de seguridad, además de ser custodiadas por la Policía Federal. Allí hay un invernáculo para la producción de plantas, dos naves de cultivo y el edificio que alberga el laboratorio, el sector de almacenamiento, oficinas y dependencias. 

¿Cuáles son los objetivos? 

Con este proyecto INTA Patagonia Norte se propone abastecer la demanda de laboratorios estatales de Río Negro y Neuquén, entre ellos Productora Farmacéutica Rionegrina Sociedad del Estado (Profarse) y Laboratorio de Medicamentos Magistrales de Junín de los Andes. Pero, además, el desarrollo de una producción especializada del cannabis.  

Gabriela Calzolari, bióloga becaria del CONICET y fundadora de la Asociación Ciencia Sativa, compartió el rol de la ONG en “el cultivo, la selección, el fitomejoramiento y la producción de semillas junto con el INTA”. Actualmente cuentan con una variedad de semillas registrada en el Instituto Nacional de Semillas (INASE) y dos más que se encuentran en trámite, teniendo en cuenta que es fundamental la producción de semillas para abastecer el propio cultivo y otras alternativas como la comercialización en Grow Shops y viveros especializados para aquellos usuarios del cannabis que cuenten con REPROCANN (Registro del Programa Cannabis) 

En esa misma línea, Amorosi señaló que “en Bariloche tenemos el laboratorio de fitomejoramiento, donde tenemos la primera variedad registrada alta CBD y están en camino dos más y trabajamos en estabilizar las variedades con las que viene trabajando la ONG hace años, toda la producción es con semillas nacionales de INTA-Ciencia Sativa, que es como se hizo el registro, trajimos de Uruguay una variedad específica, pero todavía no la estamos cultivando”. 

Por otro lado, el laboratorio instalado en la sede de Guerrico del INTA no solo servirá para abastecer las propias necesidades del proyecto y procesar su producción, sino que, además, podrá prestar sus servicios de extracción de resina a otros productores y cooperativas. De esa manera garantizan la rentabilidad de la inversión y estiman que una vez en funcionamiento se brindarán puestos de trabajo para unas quince personas, mientras que se duplicará el plantel de trabajo en el cultivo, que actualmente es de cuatro personas. 

Fuente: Río Negro